El sistema político dispone de todos los medios de comunicación y de socialización públicos para moldear a los ciudadanos según “la verdad” oficial. En un sistema “verdaderamente” democrático no hay nada que objetar, siempre y cuando, “la verdad” sea la impuesta por el gobierno de la mayoría y la no-verdad sea la voz de la oposición política. El sistema se distorsiona cuando la no-verdad es marginada en todos los medios. [...]