Las competencias de los Estados occidentales se están privatizando, esto significa que el poder del Estado, lejos de destruirse, se traslada hacia grupos privados que sólo persiguen su propio beneficio y terminan por dirigir al mismísimo Estado. Por supuesto, este camino es opuesto al Estado de Bienestar, que es el único que garantiza la redistribución de la riqueza entre sus ciudadanos y sobre todo, la paz social. ¿Hemos olvidado los enfrentamientos violentos entre clases sociales de épocas pasadas?
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