La mejor defensa de los trabajadores pasa por gestionar sus votos en todas las contiendas democráticas. Los sindicatos de trabajadores deben negociar con los partidos políticos las mejores ventajas para sus afiliados y apoyar públicamente al partido que se comprometa con las peticiones sindicales. Para ello, los sindicatos tendrán que aprender a ser libres, no libres de las subvenciones públicas por ley, sino de las “negociadas”, esas que se devuelven con intereses.
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