Al igual que el enigma del huevo y la gallina, nunca sabremos si primero nació la corrupción desde la clase política o desde la empresarial. Éstos se confunden, hay empresarios que se disfrazan de políticos y políticos que se camuflan de empresarios. Lo cierto es que el sector público gestiona mucho dinero y los empresarios, como es lógico, buscan negocio allí dónde se encuentra. Mientras tengamos leyes confusas y discrecionales, y de dudosa constitucionalidad, que regulen la Administración pública, siempre habrá corrupción.
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