Es de sobra conocido, que el que paga, manda. Y en política, mandar es dirigir la opinión pública hacia un dogma económico, político y social que proyecte una visión concreta y única del mundo, y ninguna otra. Podemos decir que la opinión pública se desliza hacia la opinión privada colectiva, que beneficia el interés partidista y privado, pero se aleja del interés general. Hay verdaderos laboratorios sociales que forman y adiestran mercenarios de cuello blanco pagados por las clases dominantes. Estos mercenarios acaparan, cada uno a su nivel, asociaciones culturales, vecinales, empresariales, sindicales, educativas, nacionalistas excluyentes, ong´s…, partidos políticos y sobre todo, los medios de comunicación.
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