Al igual que la clase trabajadora recurre a la huelga de trabajo para defender sus intereses y en última instancia derribar gobiernos, la clase adinerada emplea la huelga de inversiones con la misma finalidad. Si el Gobierno no accede al chantaje del capital, éste lo ahoga económicamente y fuerza su capitulación. Cuando la Izquierda accede al Gobierno, esta premisa debería estar resuelta con los sectores financiero y empresarial, y conocida por los ciudadanos. De lo contrario, a los ojos de la mayoría de los ciudadanos, el culpable de las recesiones económicas siempre será el mal gobierno de izquierdas, sus derroches presupuestarios y su incompetencia política.
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